Se crea para impartir formación musical a niños y jóvenes recluidos en hospitales con enfermedades crónicas, además de garantizar su incorporación a los núcleos de su comunidad. De esta manera, la música se convierte en una herramienta terapéutica. A través del contacto con la música, el programa permite aminorar en sus integrantes los niveles de ansiedad y estrés que cada patología ocasiona, lo cual favorece, además, la relación familia-paciente-médico.